Los maestros relojeros han sido considerados durante muchos años como “los aristócratas de la mecánica”, ya que “ninguna de las ramas del arte mecánico lleva en su haber el caudal de inventos, construcciones, cálculos y maravillosa concepciones que de la industria relojera dimanan, pudiendo afirmarse que ha sido la cuna de numerosas artes y oficios que al invento y desarrollo de los movimientos de relojería deben su prosperidad. Desarrollose esta delicada y complicada industria en sus primeros años en una forma a la cual más bien podemos llamar artística que industrial.
Dura fue la labor de los primeros profesionales pues a la ausencia casi total de cálculo, el cual era suplido con tanteos, uníase la falta de útiles que a cada nueva concepción tenían que inventar y construir, trabajo improbo que ponía a prueba su amor intenso a la profesión. Desarrollada la producción durante siglos en las condiciones antedichas obteniase escasa cantidad de relojes. La ausencia total de grandes talleres imprimía un sello personal a las obras posteriores a la verdadera organización y pujanza de la industria en el siglo XIX.
Reduciase el taller de un profesional relojero en la antigüedad a una estancia dotada de luz cenital en la que una modesta mesa de trabajo servía para el maestro y uno o dos aprendices. Raro era el taller que llegara a tener tres o cuatro profesionales”
Con el avance de las tecnologías los maestros fueron paulatinamente sustituidos, aunque el mantenimiento y reparación de los viejos y artísticos relojes mecánicos siguen requiriendo una buena parte de los conocimientos y habilidades tradicionales.
(4) Arte de reloxes de ruedas. P.F. Manuel del Río. 1.759
http://www.oficiostradicionales.net/es/industriales/relojeros/habilidad.asp
FUENTE: Diputación Foral de Guipúzcoa. Departamento para la Innovación y la Sociedad del Conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario